Dudas razonables
Cita de Isabel Benito en 15 de octubre de 2024, 11:55Espero que ya estéis familiarizados con la plataforma y que hayáis podido echar un vistazo al documento marco de esta primera semana de curso.
Si habéis llegado con resuello, más o menos, hasta la página 7, ya tendréis en el puchero varias definiciones de lectura que nos aproximan a un punto de partida en el que, en un término de la mediación situamos a un lector o una lectora que no es ideal, ni modelo... puede que no sea ni siquiera lector; y en el otro término de la ecuación situamos al mediador o la mediadora cuya definición andamos buscando.
Conscientes de la responsabilidad grande que recae en la labor de mediación que hacemos, nos topamos con las primeras dudas. Os invito a que leáis el brevísimo y fresco artículo de Raquel López Royo titulado Dudas profesionales que encontráis entre los documentos complementarios. Ella lleva toda su vida ejerciendo la mediación y es muy conveniente revisar las prácticas y reflexiones de quienes llegaron antes porque, aunque estemos a la búsqueda, no empezamos de cero.
Así que abro aquí algunas de las preguntas que a mi me asaltan para que podamos reflexionar juntas sobre ellas: ¿quién soy yo para decidir qué deben o no leer otras personas?, ¿dónde se encuentran o se repelen crítica y mediación?, ¿qué hacemos con la censura?, ¿y la autocensura?
Si durante la lectura del documento a ti te surgieron otras preguntas, este es el momento y el lugar para compartirlas y ver dónde nos llevan.
La conversación está servida.
Espero que ya estéis familiarizados con la plataforma y que hayáis podido echar un vistazo al documento marco de esta primera semana de curso.
Si habéis llegado con resuello, más o menos, hasta la página 7, ya tendréis en el puchero varias definiciones de lectura que nos aproximan a un punto de partida en el que, en un término de la mediación situamos a un lector o una lectora que no es ideal, ni modelo... puede que no sea ni siquiera lector; y en el otro término de la ecuación situamos al mediador o la mediadora cuya definición andamos buscando.
Conscientes de la responsabilidad grande que recae en la labor de mediación que hacemos, nos topamos con las primeras dudas. Os invito a que leáis el brevísimo y fresco artículo de Raquel López Royo titulado Dudas profesionales que encontráis entre los documentos complementarios. Ella lleva toda su vida ejerciendo la mediación y es muy conveniente revisar las prácticas y reflexiones de quienes llegaron antes porque, aunque estemos a la búsqueda, no empezamos de cero.
Así que abro aquí algunas de las preguntas que a mi me asaltan para que podamos reflexionar juntas sobre ellas: ¿quién soy yo para decidir qué deben o no leer otras personas?, ¿dónde se encuentran o se repelen crítica y mediación?, ¿qué hacemos con la censura?, ¿y la autocensura?
Si durante la lectura del documento a ti te surgieron otras preguntas, este es el momento y el lugar para compartirlas y ver dónde nos llevan.
La conversación está servida.
Cita de Ana Fernandez en 15 de octubre de 2024, 23:45Sin duda alguna el mediador lector es subjetivo en sus decisiones y lleva su propia mochila: social, política… como no puede ser de otra manera. Pero… cuando un mediador censura un libro porque considera por ejemplo que no tiene suficiente calidad literaria, no está negando al lector la posibilidad de leerlo; simplemente no lo ofrece como libro para mediar.
Se supone que un mediador es una persona cualificada en su ámbito que toma decisiones basadas en la ciencia, la experiencia, las investigaciones…Además, considero que no es función del mediador censurar, sino acompañar en la lectura para que esta sea un experiencia más enriquecedora. No ofrecer una lectura no es censurarla.
Muchas veces me he preguntado cómo responsable de la biblioteca escolar si ciertos libros deberían estar o no estar en las bibliotecas escolares y después de haber leído acerca del tema y de haberlo debatido en varias ocasiones con personas relacionada con el mundo de la literatura, he llegado a la conclusión de que en la biblioteca caben todos los libros. Otra cosa muy diferente es el que yo elijo como profesora para trabajar con mis alumnos en el aula. Este sin duda alguna, debe por lo menos cumplir ciertos criterios de calidad literaria.
Sin duda alguna el mediador lector es subjetivo en sus decisiones y lleva su propia mochila: social, política… como no puede ser de otra manera. Pero… cuando un mediador censura un libro porque considera por ejemplo que no tiene suficiente calidad literaria, no está negando al lector la posibilidad de leerlo; simplemente no lo ofrece como libro para mediar.
Se supone que un mediador es una persona cualificada en su ámbito que toma decisiones basadas en la ciencia, la experiencia, las investigaciones…
Además, considero que no es función del mediador censurar, sino acompañar en la lectura para que esta sea un experiencia más enriquecedora. No ofrecer una lectura no es censurarla.
Muchas veces me he preguntado cómo responsable de la biblioteca escolar si ciertos libros deberían estar o no estar en las bibliotecas escolares y después de haber leído acerca del tema y de haberlo debatido en varias ocasiones con personas relacionada con el mundo de la literatura, he llegado a la conclusión de que en la biblioteca caben todos los libros. Otra cosa muy diferente es el que yo elijo como profesora para trabajar con mis alumnos en el aula. Este sin duda alguna, debe por lo menos cumplir ciertos criterios de calidad literaria.
Cita de Isabel Benito en 16 de octubre de 2024, 11:32Gracias, Ana. Efectivamente, elegir un libro para llevar al aula es una gran responsabilidad: en muchos hogares los ÚNICOS libros que entran son los prescritos por la escuela.
Elegir qué libros están o no en la biblioteca también es mediar: la mediación tiene muchas "capas", no se limita a la intervención directa con las lectoras y los lectores; elegir qué libros merecen ser editados, reseñados, colocados en la mesa de novedades de una librería también es mediar.
Muy de acuerdo en que no ofrecer una lectura no es censurarla. Pienso que, de la misma forma en que somos conscientes de nuestra subjetividad, como bien dices, también conviene que nos preguntemos cómo esta subjetividad conlleva un sesgo en nuestras elecciones del que podemos ser más o menos conscientes y circula de forma transversal a los criterios técnicos que manejamos. Creo que armarnos de argumentos para razonar nuestras elecciones, y que estos argumentos expliciten también nuestros sesgos, es una tarea saludable. Profundizaremos en el asunto de la selección en la penúltima semana de este curso.
Gracias, Ana. Efectivamente, elegir un libro para llevar al aula es una gran responsabilidad: en muchos hogares los ÚNICOS libros que entran son los prescritos por la escuela.
Elegir qué libros están o no en la biblioteca también es mediar: la mediación tiene muchas "capas", no se limita a la intervención directa con las lectoras y los lectores; elegir qué libros merecen ser editados, reseñados, colocados en la mesa de novedades de una librería también es mediar.
Muy de acuerdo en que no ofrecer una lectura no es censurarla. Pienso que, de la misma forma en que somos conscientes de nuestra subjetividad, como bien dices, también conviene que nos preguntemos cómo esta subjetividad conlleva un sesgo en nuestras elecciones del que podemos ser más o menos conscientes y circula de forma transversal a los criterios técnicos que manejamos. Creo que armarnos de argumentos para razonar nuestras elecciones, y que estos argumentos expliciten también nuestros sesgos, es una tarea saludable. Profundizaremos en el asunto de la selección en la penúltima semana de este curso.
Cita de Charo Neira en 16 de octubre de 2024, 20:24En línea con lo que decía Ana antes, personalmente entiendo que no proponer un libro no es impedir que se lea, al igual que sugerir un texto no es imponerlo. Cualquier mediador es inevitablemente subjetivo en sus preferencias lectoras, pero si es alguien que tiene cierta formación en este campo, entendemos que también posee un criterio y puede aportar referencias de obras enriquecedoras, abrir nuevas perspectivas, ofrecer experiencias diferentes a quienes no llegarían por sí mismos a descubrirlas. En resumen, diría que esta labor de orientar, mediar…es fundamental, pero debería hacerse desde el respeto al lector y no desde la imposición.
Un saludo
En línea con lo que decía Ana antes, personalmente entiendo que no proponer un libro no es impedir que se lea, al igual que sugerir un texto no es imponerlo. Cualquier mediador es inevitablemente subjetivo en sus preferencias lectoras, pero si es alguien que tiene cierta formación en este campo, entendemos que también posee un criterio y puede aportar referencias de obras enriquecedoras, abrir nuevas perspectivas, ofrecer experiencias diferentes a quienes no llegarían por sí mismos a descubrirlas. En resumen, diría que esta labor de orientar, mediar…es fundamental, pero debería hacerse desde el respeto al lector y no desde la imposición.
Un saludo
Cita de Lorena Villamil en 17 de octubre de 2024, 02:01Quienes me conocen saben que mi madre fue frutera muchos años. Y siempre explico que les extrañaba a todos muchísimo que en la tienda de mi madre (era una cadena de tres establecimientos) no se vendían prácticamente naranjas, ni de mesa ni de zumo. Un día mi madre se dio cuenta de una cosa que realmente parecía mentira que hubiera pasado inadvertida, pero pasó. El secreto de por qué prácticamente no se vendían naranjas en aquella tienda era que a ella no le gustan nada las naranjas. Los montes acaban de parir el ratón.
Como leo en respuestas anteriores, no elegir o no señalar un libro no impide que se lea, así que la responsabilidad es relativa, pero en estos casos hay que avanzar. Yo elijo, como mi madre, solo cosas que me gusten a mí, por aquello de vender con éxito (relativo), y sé que si me quedo pensando mucho no avanzo, y eso no puede ser. Así que leo, hablo, intento estar al día, escucho a quienes saben más y me tiro a la piscina.
Por otro lado, pienso que esto que estamos haciendo es la nueva onda del capitalismo. En mi trabajo cobro, según lo que acabo de decir, no por lo que sé hacer, sino por quién soy... Con esto de la mediación, ¿no nos estaremos pasando personalizando? ¿No serían mejor listados consensuados para quienes, como yo, somos funcionarios públicos al servicio del estado? Las dudas quieren detener mi paso.
Quienes me conocen saben que mi madre fue frutera muchos años. Y siempre explico que les extrañaba a todos muchísimo que en la tienda de mi madre (era una cadena de tres establecimientos) no se vendían prácticamente naranjas, ni de mesa ni de zumo. Un día mi madre se dio cuenta de una cosa que realmente parecía mentira que hubiera pasado inadvertida, pero pasó. El secreto de por qué prácticamente no se vendían naranjas en aquella tienda era que a ella no le gustan nada las naranjas. Los montes acaban de parir el ratón.
Como leo en respuestas anteriores, no elegir o no señalar un libro no impide que se lea, así que la responsabilidad es relativa, pero en estos casos hay que avanzar. Yo elijo, como mi madre, solo cosas que me gusten a mí, por aquello de vender con éxito (relativo), y sé que si me quedo pensando mucho no avanzo, y eso no puede ser. Así que leo, hablo, intento estar al día, escucho a quienes saben más y me tiro a la piscina.
Por otro lado, pienso que esto que estamos haciendo es la nueva onda del capitalismo. En mi trabajo cobro, según lo que acabo de decir, no por lo que sé hacer, sino por quién soy... Con esto de la mediación, ¿no nos estaremos pasando personalizando? ¿No serían mejor listados consensuados para quienes, como yo, somos funcionarios públicos al servicio del estado? Las dudas quieren detener mi paso.
Cita de Isabel Benito en 17 de octubre de 2024, 10:21Que no nos detengan las dudas, Lorena, gracias por servirlas en esta conversación.
Elegir lecturas que nos gusten es una premisa básica para la mediación. Por "gustar" entiéndase que nos motiven, nos conmuevan, nos hagan pensar que merecen ser destacadas entre el universo que ofrece el mercado. Y es por esto precisamente por lo que personalizar es imprescindible, porque la mediación sucede entre personas y lecturas. Pienso en tu historia de las naranjas... Imaginemos que tu madre tiene un cliente al que le encantan las naranjas y las busca siempre. Aunque a tu madre no le gusten las naranjas sabe que existen, sabe cuando están de temporada, sabe quienes son los buenos proveedores... Se ocupará de tener naranjas que merezcan la pena en su frutería, aunque si le preguntan prefiera ofrecer peras o manzanas que le gustan más. Y cuando las naranjas sean malas porque no es temporada, a lo mejor decide no tenerlas y explicarle a su cítrico cliente que es mejor no comer naranjas fuera de temporada, que ya volverán con el otoño y que aproveche el verano para probar otras frutas mientras las espera. Mediación frutera. A pesar de esto siempre hay personas que, como mi madre, prefieren comerse una naranja mala a cualquier otra fruta buena.
No sé si he entendido muy bien lo que quieres decir cuando hablas de personalizar. Para mi personalizar no significa que pongamos por delante nuestros gustos ni lo que somos, ni siquiera lo que sabemos hacer como dices: no es lo mismo ponerlo en juego, al servicio de la mediación, que convertirnos en una estrella que deslumbre por lo que sabe o lo que es; el ideal para una mediadora o un mediador es desaparecer y que la cosa siga funcionando, en el equipo de la escuela llevamos tiempo pensando sobre el mediador invisible y si esto es posible. En el documento marco de esta semana se señala este aspecto como algo que distingue la mediación de otras prácticas afines más ligadas, por ejemplo, a lo artístico. Corrígeme por favor si tu comentario respecto a la personalización no iba en este sentido.
Yo sí siento que la responsabilidad es grande. Lo que elegimos debe conmovernos y, además, ofrecer variedad, diversidad y calidad (ya debatiremos qué entendemos por esto último, que pone en juego elementos que tienen que ver con la teoría literaria y otras cuestiones técnicas y artísticas). Y esto está relacionado precisamente con lo que traes: la nueva onda del capitalismo y el poder arrollador del mercado. Imaginemos que junto a la frutería de tu madre hay una tienda que ofrece naranjas todo el año, a un precio buenísimo porque es además productora, por eso prefiere vender naranjas en lugar de peras, manzanas u otras frutas aunque las naranjas sean peores o no estén de temporada. Si nosotras no ejercemos la mediación y nos mantenemos alerta respecto a las seducciones del mercado en la medida de lo posible ¿en manos de quién queda la tarea? Por acción o por omisión, para que un determinado producto cultural (libro, videojuego, música...) esté al alcance de los lectores, especialmente si se trata de niñas y niños, ha habido una labor de crítica y mediación más o menos explícita: editar, comprar, reseñar, escribir, recomendar... En las primeras capas de esta cadena, en las relativas a la producción y la comercialización, el poderío está en el capital que siempre busca un discurso único y tendencioso, por eso insistimos tanto en la labor de "minería" para rescatar del tsunami de la industria obras editadas a pico y pala que merecen la pena, para que la voz no venga siempre de la clase privilegiada. Lo otro nos lo topamos por todas partes: escaparates, supermercados... y, como bien estamos diciendo en este foro, no recomendarlo no es censurarlo. Una de las labores es hacer accesible lo que no lo es.
Respecto a los listados consensuados, hay experiencias con recorrido en latinoamérica, algunas personas presentes en este curso las conocen bien. ¿Quién elabora esos listados?, ¿se trata de establecer un canon estático? Pero no quiero pisarle los pimientos a Lara Meana, insisto en que este asunto de la selección, aunque está presente todo el rato, será la materia que nos ocupe especialmente durante la penúltima semana del curso.
Qué maravilla la historia de las naranjas, Lorena, me deja un regustillo ácido y amargo y mucho en qué pensar. Gracias.
Que no nos detengan las dudas, Lorena, gracias por servirlas en esta conversación.
Elegir lecturas que nos gusten es una premisa básica para la mediación. Por "gustar" entiéndase que nos motiven, nos conmuevan, nos hagan pensar que merecen ser destacadas entre el universo que ofrece el mercado. Y es por esto precisamente por lo que personalizar es imprescindible, porque la mediación sucede entre personas y lecturas. Pienso en tu historia de las naranjas... Imaginemos que tu madre tiene un cliente al que le encantan las naranjas y las busca siempre. Aunque a tu madre no le gusten las naranjas sabe que existen, sabe cuando están de temporada, sabe quienes son los buenos proveedores... Se ocupará de tener naranjas que merezcan la pena en su frutería, aunque si le preguntan prefiera ofrecer peras o manzanas que le gustan más. Y cuando las naranjas sean malas porque no es temporada, a lo mejor decide no tenerlas y explicarle a su cítrico cliente que es mejor no comer naranjas fuera de temporada, que ya volverán con el otoño y que aproveche el verano para probar otras frutas mientras las espera. Mediación frutera. A pesar de esto siempre hay personas que, como mi madre, prefieren comerse una naranja mala a cualquier otra fruta buena.
No sé si he entendido muy bien lo que quieres decir cuando hablas de personalizar. Para mi personalizar no significa que pongamos por delante nuestros gustos ni lo que somos, ni siquiera lo que sabemos hacer como dices: no es lo mismo ponerlo en juego, al servicio de la mediación, que convertirnos en una estrella que deslumbre por lo que sabe o lo que es; el ideal para una mediadora o un mediador es desaparecer y que la cosa siga funcionando, en el equipo de la escuela llevamos tiempo pensando sobre el mediador invisible y si esto es posible. En el documento marco de esta semana se señala este aspecto como algo que distingue la mediación de otras prácticas afines más ligadas, por ejemplo, a lo artístico. Corrígeme por favor si tu comentario respecto a la personalización no iba en este sentido.
Yo sí siento que la responsabilidad es grande. Lo que elegimos debe conmovernos y, además, ofrecer variedad, diversidad y calidad (ya debatiremos qué entendemos por esto último, que pone en juego elementos que tienen que ver con la teoría literaria y otras cuestiones técnicas y artísticas). Y esto está relacionado precisamente con lo que traes: la nueva onda del capitalismo y el poder arrollador del mercado. Imaginemos que junto a la frutería de tu madre hay una tienda que ofrece naranjas todo el año, a un precio buenísimo porque es además productora, por eso prefiere vender naranjas en lugar de peras, manzanas u otras frutas aunque las naranjas sean peores o no estén de temporada. Si nosotras no ejercemos la mediación y nos mantenemos alerta respecto a las seducciones del mercado en la medida de lo posible ¿en manos de quién queda la tarea? Por acción o por omisión, para que un determinado producto cultural (libro, videojuego, música...) esté al alcance de los lectores, especialmente si se trata de niñas y niños, ha habido una labor de crítica y mediación más o menos explícita: editar, comprar, reseñar, escribir, recomendar... En las primeras capas de esta cadena, en las relativas a la producción y la comercialización, el poderío está en el capital que siempre busca un discurso único y tendencioso, por eso insistimos tanto en la labor de "minería" para rescatar del tsunami de la industria obras editadas a pico y pala que merecen la pena, para que la voz no venga siempre de la clase privilegiada. Lo otro nos lo topamos por todas partes: escaparates, supermercados... y, como bien estamos diciendo en este foro, no recomendarlo no es censurarlo. Una de las labores es hacer accesible lo que no lo es.
Respecto a los listados consensuados, hay experiencias con recorrido en latinoamérica, algunas personas presentes en este curso las conocen bien. ¿Quién elabora esos listados?, ¿se trata de establecer un canon estático? Pero no quiero pisarle los pimientos a Lara Meana, insisto en que este asunto de la selección, aunque está presente todo el rato, será la materia que nos ocupe especialmente durante la penúltima semana del curso.
Qué maravilla la historia de las naranjas, Lorena, me deja un regustillo ácido y amargo y mucho en qué pensar. Gracias.
Cita de Carmen Díez Valdivieso en 17 de octubre de 2024, 10:40Buenos días,
Estoy de acuerdo con lo que dice Charo. Que el respecto al lector es importante. Y que aconsejar un libro, no es imponer, ni obligar. Es sugerir .
Gracias.
Buenos días,
Estoy de acuerdo con lo que dice Charo. Que el respecto al lector es importante. Y que aconsejar un libro, no es imponer, ni obligar. Es sugerir .
Gracias.
Cita de Begoña Camblor Pandiella en 17 de octubre de 2024, 11:27Buenos días:
Efectivamente, estoy también en la línea de que mediar, sobre todo en un contexto educativo, es una enorme responsabilidad. Me suelo sentir siempre muy abrumada por la cuestión de la selección de lecturas para llevar a clase, esa idea de que estás elaborando tú misma una especie de "canon" que, en la realidad de mis alumnos de la universidad, es casi el único canon que existe, porque hay muy pocos lectores habituales entre ellos.
Repartir el poco tiempo disponible en una sola asignatura para hacerles ver la importancia de su futuro trabajo como maestras mediadoras, sacar de la zona de confort a las pocas que leen, meterles el gusanillo en el cuerpo a las que no, y elegir los pocos libros que te da tiempo de llevar a clase... Ufff. Me quedo con lo de la "autocensura" porque al final, inevitablemente, terminas por rechazar cierto tipo de obras porque entiendes que has de llevar cosas de mucha calidad, que conozcas muy bien, que les aporten mucho, etc. Y, mientras tanto, les dices que también leer cosas "malas" es buena idea, pues de lo contrario no terminas de encontrar el gusto estético, no te apropias de los matices... Demasiado a la vez.
En fin, que no sé si yo llevo una temporada muy negativa o esto es verdaderamente una bola de agobio grande para todas. Mediar me parece cada día más y más difícil, sobre todo por el bombardeo constante de monstruos de colorines, cocodrilos emocionados y demás subespecies...
Un abrazo
Buenos días:
Efectivamente, estoy también en la línea de que mediar, sobre todo en un contexto educativo, es una enorme responsabilidad. Me suelo sentir siempre muy abrumada por la cuestión de la selección de lecturas para llevar a clase, esa idea de que estás elaborando tú misma una especie de "canon" que, en la realidad de mis alumnos de la universidad, es casi el único canon que existe, porque hay muy pocos lectores habituales entre ellos.
Repartir el poco tiempo disponible en una sola asignatura para hacerles ver la importancia de su futuro trabajo como maestras mediadoras, sacar de la zona de confort a las pocas que leen, meterles el gusanillo en el cuerpo a las que no, y elegir los pocos libros que te da tiempo de llevar a clase... Ufff. Me quedo con lo de la "autocensura" porque al final, inevitablemente, terminas por rechazar cierto tipo de obras porque entiendes que has de llevar cosas de mucha calidad, que conozcas muy bien, que les aporten mucho, etc. Y, mientras tanto, les dices que también leer cosas "malas" es buena idea, pues de lo contrario no terminas de encontrar el gusto estético, no te apropias de los matices... Demasiado a la vez.
En fin, que no sé si yo llevo una temporada muy negativa o esto es verdaderamente una bola de agobio grande para todas. Mediar me parece cada día más y más difícil, sobre todo por el bombardeo constante de monstruos de colorines, cocodrilos emocionados y demás subespecies...
Un abrazo
Cita de Patricia Carballal Miñán en 17 de octubre de 2024, 11:30Yo también creo que, como dice Charo, elegir un libro no es impedir que se lea. Creo que, como mediadoras, efectivamente tenemos sesgos que nos van a influir a la hora de seleccionar pero también tenemos la responsabilidad de elegir libros que abran nuevos caminos de lectura. Es decir, libros a los que no se llegue fácilmente (ajenos a modas o a otros fines no artísticos), que conlleven cualidades estéticas y literarias mayores y que supongan retos. Evidentemente, los otros libros también deben estar, porque no siempre, como lectoras, necesitamos no queremos las mismas cosas, pero no necesitan tanto andamiaje como otros de mayor complejidad, para los que la mediación es necesaria.
Personalmente, la censura es un tema que me preocupa. Trabajo, como otras personas de este curso, formando a futuras docentes y hay textos que censuran constamentente, como los cuentos tradicionales, porque los ven con la óptica de personas del siglo XXI. Otros libros, los rechazan por cuestiones extraliterarias (a veces rechazan temas como la caza en Voy a cazar un oso, o la violencia en Cuentos en verso para niños perversos porque leen literalmente o no entienden los juegos literarios o la ironía). Y luego están los que consideran libros con valores o didácticos, que normalmente triunfan. Parte de mi lucha diaria es enseñarles que un libro literario es solo literatura y que un buen libro no tiene una finalidad concreta. Intento razonar con ellos y ellas pero a veces no lo consigo.
Yo también creo que, como dice Charo, elegir un libro no es impedir que se lea. Creo que, como mediadoras, efectivamente tenemos sesgos que nos van a influir a la hora de seleccionar pero también tenemos la responsabilidad de elegir libros que abran nuevos caminos de lectura. Es decir, libros a los que no se llegue fácilmente (ajenos a modas o a otros fines no artísticos), que conlleven cualidades estéticas y literarias mayores y que supongan retos. Evidentemente, los otros libros también deben estar, porque no siempre, como lectoras, necesitamos no queremos las mismas cosas, pero no necesitan tanto andamiaje como otros de mayor complejidad, para los que la mediación es necesaria.
Personalmente, la censura es un tema que me preocupa. Trabajo, como otras personas de este curso, formando a futuras docentes y hay textos que censuran constamentente, como los cuentos tradicionales, porque los ven con la óptica de personas del siglo XXI. Otros libros, los rechazan por cuestiones extraliterarias (a veces rechazan temas como la caza en Voy a cazar un oso, o la violencia en Cuentos en verso para niños perversos porque leen literalmente o no entienden los juegos literarios o la ironía). Y luego están los que consideran libros con valores o didácticos, que normalmente triunfan. Parte de mi lucha diaria es enseñarles que un libro literario es solo literatura y que un buen libro no tiene una finalidad concreta. Intento razonar con ellos y ellas pero a veces no lo consigo.
Cita de Lorena Villamil en 17 de octubre de 2024, 11:58Isabel, compañeras,
esta tarde tristemente tengo REDEs, y no sé si podré estar, pero dejo esta cuestión en el aire. Si el mediador debe ser invisible, ¿podría hacerlo igual otra persona? ¿Son intercambiables? ¿No hay, por ejemplo, necesidad de una confianza? En la enseñanza nos explican constantemente que debemos de abandonar el centro de la escena y cambiar el foco de luz. Quizá yo ya estoy muy pervertida en este sentido, pero no me resulta nada sencillo, y no creo que dé igual un mediador que otro, aunque intenten aplicar mismas directrices... Me cuesta bajar del escenario...
Muchas gracias por dedicar tanta atención a mis devaneos.
Isabel, compañeras,
esta tarde tristemente tengo REDEs, y no sé si podré estar, pero dejo esta cuestión en el aire. Si el mediador debe ser invisible, ¿podría hacerlo igual otra persona? ¿Son intercambiables? ¿No hay, por ejemplo, necesidad de una confianza? En la enseñanza nos explican constantemente que debemos de abandonar el centro de la escena y cambiar el foco de luz. Quizá yo ya estoy muy pervertida en este sentido, pero no me resulta nada sencillo, y no creo que dé igual un mediador que otro, aunque intenten aplicar mismas directrices... Me cuesta bajar del escenario...
Muchas gracias por dedicar tanta atención a mis devaneos.