Incomodidad, ¿eres tú? Pasa adelante, te sirvo un café.
Cita de Freddy Gonçalves en 31 de octubre de 2024, 11:43Querida Bego:
Gracias. Pones en evidencia un caso concreto que va de la mano con lo que Isabel dijo en la primera clase acerca de la idea del placer de la lectura. Depende del contexto (y resalto esto por la variedad de perfiles en el foro), estamos formando a futuros docentes y mediadores cuya relación con la lectura se estableció desde distintos posibles ángulos: 1. Personas cuya idea del placer lector no es más que un obstáculo, porque no han tenido las herramientas (formación lectora, situación socioeconómica, conciencia del acceso al libro) para establecer una relación cordial con la misma. 2. Personas que no se sienten interpeladas por lo que ofrecen los espacios no convencionales fuera de la virtualidad, gracias a la construcción de comunidad que se crea de forma alterna. 3. A la generación de lectores que formamos con emoción, a partir de la conquista de un mercado editorial enfocado al consumo, y cuyos referentes terminan siendo obras de entretenimiento. Se construyo un imaginario del consumo por sobre la conexión realmente placentera con el acto de leer.
Sin embargo, no hay datos. ¿Cómo recogemos una data real que nos deje en evidencia cuáles necesidades fuera del barómetro de consumo lector que se hace en España? Pero como en la clase virtual voy a ahondar más en esto, no quiero quemar mis cartuchos jajaja.
El "no lector" es un personaje tan fascinante como la literatura. Es una criatura simbólica nacida del terror de la mediación, y por eso incomoda. Lo resalto porque dices algo hermoso: "me hace cuestionar muchísimo lo que sé". Y por eso caemos en un problema elemental, siempre que se habla desde la mediación se habla únicamente desde el lector, desde la imagen "ideal" del lector, o de casos milagrosos de transformación. Aquello que no aporta, no existe. Y en término prácticos, empíricos y científicos, podría entenderse; pero la mediación tiene una carga humana poderosa que pesa mucho más.
Lo que nos lleva al canon. Estamos justos en el nudo entre el poner en evidencia obras fuera del canon y una idea literaria preestablecida. Recoger la literatura escrita por mujeres, ignorada durante años, es fundamental. Ofrece espacios de "reconquista" que son importantes en cuanto a la humanidad. Pero, si has sido criado bajo una mirada patriarcal (fuera incluso de lo literario), ¿te interpelan estos textos?, ¿o te opones por lo que supones correcto?. Lo mismo pasa a nivel social en América Latina, por ejemplo, ¿las obras que rescatan los gobiernos de la izquierda interpelan a lectores de la derecha?, ¿o es un fracaso político dejar que entren otros planteamientos ideológicos en lo cultural?. En este caso estamos atrapados en un proceso de militancia que no verá sus frutos de manera directa. Y OJO, no me refiero únicamente a MILITANCIA POLÍTICA, sino al ejercicio de poder incluir determinadas voces que fueran excluidas; y cuyas lecturas se entiendan como ejercicios literarios más allá de su "funcionalidad". Porque nos hemos vuelto en una sociedad literal, poco sensible con lo simbólico.
¿Necesitan que les aturdas con los beneficios románticos (Bea te diría que este uso de la idea del romanticismo no es adecuado, porque aquella época no era necesariamente cursi)? Yo creo que necesitan poder descubrir cómo se establece honestamente nuestra relación con lo literario. Como dice Isabel: "poner en juego nuestra propia experiencia lectora".
Tengo mucho que decir, pero a ver cómo avanza el foro.
Abrazo grande,
Freddy G.-
Querida Bego:
Gracias. Pones en evidencia un caso concreto que va de la mano con lo que Isabel dijo en la primera clase acerca de la idea del placer de la lectura. Depende del contexto (y resalto esto por la variedad de perfiles en el foro), estamos formando a futuros docentes y mediadores cuya relación con la lectura se estableció desde distintos posibles ángulos: 1. Personas cuya idea del placer lector no es más que un obstáculo, porque no han tenido las herramientas (formación lectora, situación socioeconómica, conciencia del acceso al libro) para establecer una relación cordial con la misma. 2. Personas que no se sienten interpeladas por lo que ofrecen los espacios no convencionales fuera de la virtualidad, gracias a la construcción de comunidad que se crea de forma alterna. 3. A la generación de lectores que formamos con emoción, a partir de la conquista de un mercado editorial enfocado al consumo, y cuyos referentes terminan siendo obras de entretenimiento. Se construyo un imaginario del consumo por sobre la conexión realmente placentera con el acto de leer.
Sin embargo, no hay datos. ¿Cómo recogemos una data real que nos deje en evidencia cuáles necesidades fuera del barómetro de consumo lector que se hace en España? Pero como en la clase virtual voy a ahondar más en esto, no quiero quemar mis cartuchos jajaja.
El "no lector" es un personaje tan fascinante como la literatura. Es una criatura simbólica nacida del terror de la mediación, y por eso incomoda. Lo resalto porque dices algo hermoso: "me hace cuestionar muchísimo lo que sé". Y por eso caemos en un problema elemental, siempre que se habla desde la mediación se habla únicamente desde el lector, desde la imagen "ideal" del lector, o de casos milagrosos de transformación. Aquello que no aporta, no existe. Y en término prácticos, empíricos y científicos, podría entenderse; pero la mediación tiene una carga humana poderosa que pesa mucho más.
Lo que nos lleva al canon. Estamos justos en el nudo entre el poner en evidencia obras fuera del canon y una idea literaria preestablecida. Recoger la literatura escrita por mujeres, ignorada durante años, es fundamental. Ofrece espacios de "reconquista" que son importantes en cuanto a la humanidad. Pero, si has sido criado bajo una mirada patriarcal (fuera incluso de lo literario), ¿te interpelan estos textos?, ¿o te opones por lo que supones correcto?. Lo mismo pasa a nivel social en América Latina, por ejemplo, ¿las obras que rescatan los gobiernos de la izquierda interpelan a lectores de la derecha?, ¿o es un fracaso político dejar que entren otros planteamientos ideológicos en lo cultural?. En este caso estamos atrapados en un proceso de militancia que no verá sus frutos de manera directa. Y OJO, no me refiero únicamente a MILITANCIA POLÍTICA, sino al ejercicio de poder incluir determinadas voces que fueran excluidas; y cuyas lecturas se entiendan como ejercicios literarios más allá de su "funcionalidad". Porque nos hemos vuelto en una sociedad literal, poco sensible con lo simbólico.
¿Necesitan que les aturdas con los beneficios románticos (Bea te diría que este uso de la idea del romanticismo no es adecuado, porque aquella época no era necesariamente cursi)? Yo creo que necesitan poder descubrir cómo se establece honestamente nuestra relación con lo literario. Como dice Isabel: "poner en juego nuestra propia experiencia lectora".
Tengo mucho que decir, pero a ver cómo avanza el foro.
Abrazo grande,
Freddy G.-
Cita de Alicia Dorado Corsino en 31 de octubre de 2024, 15:39Yo no soy mediadora profesional, de ahí que se haya hecho complicado dar una respuesta a las preguntas. Aún así me parece muy interesante lo que se ha comentado hasta ahora y no quería dejar de aportar otro punto de vista de la mediación desde mi experiencia:
Mi ámbito de mediación es informal y una afición para mí, somos un grupo de familias que, ante la casi inexistente mediación en español a nuestro alrededor, decidimos reunirnos en torno a la literatura para tener nuestro espacio hispanohablante en el día a día en Alemania. Las familias que vienen lo hacen porque disfrutan de los experimentos de lectura que organizo (medio espontáneamente a veces). Eso quiere decir que en parte tengo a un público “ideal”, pues viene porque quiere desde hace casi dos años.
Pero, por otro lado, conozco a muchas más familias hispanohablantes, bilingües o plurilingües que no asisten (no me importa que no asistan a nuestro grupo), lo que a mí genera incomodidad, es que eso quiere decir también que no asisten a ninguna otra actividad similar, porque apenas hay alternativas. Eso me preocupa porque, aunque existen muchas formas de acercamiento a la cultura de herencia, yo siempre veo una gran parte ligada al lenguaje y si no tenemos esos espacios donde podamos usar nuestra (otra) lengua materna y apreciar sus matices, no vamos a tener otra relación más allá que la que podamos tener con un segundo idioma que aprendamos.
Por eso me interesa saber sobre otras situaciones donde la mediación/lectura compartida/experiencia deja de ser una afición y aparecen obstáculos que entorpecen el trabajo de una forma más evidente. Por eso me interesa también reflexionar cuales son mis límites (mis gustos, el libro como motor de intercambio (¿por qué no la música o el arte?)) aprender qué otros productos culturales de calidad pueden existir y cómo se construyen los puentes entre ellos.
Lo mío es un acto puramente egoísta y emocional, dado mi contexto, creo que es simplemente el camino que yo he encontrado. Igualmente este contexto tiene una parte de apertura hacia el mundo, hacia otras formas de hablar el mismo idioma y de otros bagajes culturales que confluyen en nuestra pequeña comunidad (sin extenderme a este Berlin “multikulti”). Así que, aunque no sé si es postureo lo que propone Joaquín Rodríguez, me gustaría que fuese una preocupación genuina. El canon no puede ser algo estático y es difícil de desligar de las estructuras de poder, pero en un mundo hiperconectado donde cada vez se pueden escuchar más fácilmente otras voces y se sabe más sobre otras realidades (incluso alejadas), nos debería mover hacía cánones diferentes, como reflejo de un sociedad en movimiento. Lamentablemente no se qué como deshacer el nudo planteado por Freddy, aunque me parece super interesante la discusión al respecto. Os escucharé con atención!
Un saludo,
Alicia
Yo no soy mediadora profesional, de ahí que se haya hecho complicado dar una respuesta a las preguntas. Aún así me parece muy interesante lo que se ha comentado hasta ahora y no quería dejar de aportar otro punto de vista de la mediación desde mi experiencia:
Mi ámbito de mediación es informal y una afición para mí, somos un grupo de familias que, ante la casi inexistente mediación en español a nuestro alrededor, decidimos reunirnos en torno a la literatura para tener nuestro espacio hispanohablante en el día a día en Alemania. Las familias que vienen lo hacen porque disfrutan de los experimentos de lectura que organizo (medio espontáneamente a veces). Eso quiere decir que en parte tengo a un público “ideal”, pues viene porque quiere desde hace casi dos años.
Pero, por otro lado, conozco a muchas más familias hispanohablantes, bilingües o plurilingües que no asisten (no me importa que no asistan a nuestro grupo), lo que a mí genera incomodidad, es que eso quiere decir también que no asisten a ninguna otra actividad similar, porque apenas hay alternativas. Eso me preocupa porque, aunque existen muchas formas de acercamiento a la cultura de herencia, yo siempre veo una gran parte ligada al lenguaje y si no tenemos esos espacios donde podamos usar nuestra (otra) lengua materna y apreciar sus matices, no vamos a tener otra relación más allá que la que podamos tener con un segundo idioma que aprendamos.
Por eso me interesa saber sobre otras situaciones donde la mediación/lectura compartida/experiencia deja de ser una afición y aparecen obstáculos que entorpecen el trabajo de una forma más evidente. Por eso me interesa también reflexionar cuales son mis límites (mis gustos, el libro como motor de intercambio (¿por qué no la música o el arte?)) aprender qué otros productos culturales de calidad pueden existir y cómo se construyen los puentes entre ellos.
Lo mío es un acto puramente egoísta y emocional, dado mi contexto, creo que es simplemente el camino que yo he encontrado. Igualmente este contexto tiene una parte de apertura hacia el mundo, hacia otras formas de hablar el mismo idioma y de otros bagajes culturales que confluyen en nuestra pequeña comunidad (sin extenderme a este Berlin “multikulti”). Así que, aunque no sé si es postureo lo que propone Joaquín Rodríguez, me gustaría que fuese una preocupación genuina. El canon no puede ser algo estático y es difícil de desligar de las estructuras de poder, pero en un mundo hiperconectado donde cada vez se pueden escuchar más fácilmente otras voces y se sabe más sobre otras realidades (incluso alejadas), nos debería mover hacía cánones diferentes, como reflejo de un sociedad en movimiento. Lamentablemente no se qué como deshacer el nudo planteado por Freddy, aunque me parece super interesante la discusión al respecto. Os escucharé con atención!
Un saludo,
Alicia
Cita de Almudena Zurdo en 31 de octubre de 2024, 19:35Buenas tardes:
Yo también intento ejercer como mediadora en un contexto escolar, en un centro donde hay dos mil alumnos y un personal compuesto por más de cien personas. Mi objetivo fundamental son los alumnos, como no puede ser de otra forma, pero estoy convencida de que el bien de los alumnos pasa por que todos los que trabajamos en el colegio estemos bien también. Por eso trabajo también para fomentar la lectura entre el personal y ese también es mi contexto: que estemos bien y vivamos y transmitamos la importancia de la lectura.
Mis límites y obstáculos: el tiempo para pensar y preparar lo que queremos hacer y para ponerlo en marcha, el tiempo para leer y así saber de qué va nuestro canon, si es que lo tenemos, la indiferencia de algunos adolescentes y la falta de colaboración de algunos compañeros. Otros están superimplicados. Cuando pienso en el canon, desde luego que me doy cuenta de que tengo prejuicios: prejuicios por mi formación y por mi propio gusto, a veces, la obsesión por que los alumnos no se limiten a lecturas que a mí me parecen mediocres... me doy cuenta de que tengo mis vicios. Por una parte, sí creo que es mi labor ofrecer lecturas a las que ellos no van a llegar por su cuenta, pero, por otra, veo que tengo que adaptarme un poco a lo que les gusta y tratar de entender o al menos conocerlo con menos prejuicios de forma que me sirva para llegar a ellos.
Esta es mi reflexión. Gracias y buena tarde,
Almudena Zurdo
Buenas tardes:
Yo también intento ejercer como mediadora en un contexto escolar, en un centro donde hay dos mil alumnos y un personal compuesto por más de cien personas. Mi objetivo fundamental son los alumnos, como no puede ser de otra forma, pero estoy convencida de que el bien de los alumnos pasa por que todos los que trabajamos en el colegio estemos bien también. Por eso trabajo también para fomentar la lectura entre el personal y ese también es mi contexto: que estemos bien y vivamos y transmitamos la importancia de la lectura.
Mis límites y obstáculos: el tiempo para pensar y preparar lo que queremos hacer y para ponerlo en marcha, el tiempo para leer y así saber de qué va nuestro canon, si es que lo tenemos, la indiferencia de algunos adolescentes y la falta de colaboración de algunos compañeros. Otros están superimplicados. Cuando pienso en el canon, desde luego que me doy cuenta de que tengo prejuicios: prejuicios por mi formación y por mi propio gusto, a veces, la obsesión por que los alumnos no se limiten a lecturas que a mí me parecen mediocres... me doy cuenta de que tengo mis vicios. Por una parte, sí creo que es mi labor ofrecer lecturas a las que ellos no van a llegar por su cuenta, pero, por otra, veo que tengo que adaptarme un poco a lo que les gusta y tratar de entender o al menos conocerlo con menos prejuicios de forma que me sirva para llegar a ellos.
Esta es mi reflexión. Gracias y buena tarde,
Almudena Zurdo
Cita de Rosa Zaragoza en 1 de noviembre de 2024, 19:22¡Hola a todas!
Una vez más, llego tarde a este foro, y siento que no alcanzo con todo, pero voy a hacerte caso, Freddy, y a estar incómoda un ratito para pensar en esto que nos propones. Partiendo del hecho de que este canon literario lo escribió un señor hace unos 30 años (¿un poquito sesgado, quizá?), no creo que la idea que nos propone Joaquín Rodríguez sea mero postureo (opinión a la ligera, tendría que leerlo): "si siempre somos las mismas personas las que estamos conversando alrededor de la mediación lectora, manifestando las mismas preocupaciones alrededor de la lectura, pues quizás el problema seamos nosotros y no el resto de "no lectores"" Me interesa particularmente esta idea, porque a demasiadas personas, siempre las mismas casualmente, se les llena la boca cuando hablan de mediación, o de cifras de lectores y no lectores, o de qué tenemos que hacer para que la juventud sea más lectora, ect., ect. Esta manera de "ejercer", no está dejando espacio a lo nuevo, a las voces que realmente tenemos que escuchar. Y yo siempre he sido ese tipo de persona que escucha más y habla menos.... No podemos sentar cátedra, o yo no siento al menos tener la potestad para hacerlo, si estamos siempre en lo alto de nuestra torre. Será necesario escuchar a los no lectores, ¿no? (Esto aplica a todos los ámbitos de la vida en general, que estamos hartas de escuchar a señoros hablando de cosas que afectan a las señoras, por ejemplo).
Obviamente esa escucha, viene determinada también por el contexto. De nada me sirve teorizar si no puedo llevarlo a la práctica, o eso creo yo. En mi caso, trabajo en biblioteca pública desde hace 8 años, y desde hace 5 comparto ratitos de lectura y actividades con grupos de criaturas de varias edades. Lo llamamos club de lectura, sí, pero curiosamente (o no tanto), hay lectores y no lectores. Y los escucho a todos y a todas. Y quizá por eso, raro es que no repitan año. Si hemos sobrevivido a una pandemia, podemos con todo (mis Fantásticos aprendices de la lectura) y, aunque funciona y cada año abrimos más grupos (empecé con uno y ahora ya vamos por cuatro), no dejo de sentir el síndrome de la impostora en cada una de las reuniones.
Mi principal límite siempre ha sido la elección de libros. Pero porque nuestro sistema de elección, al funcionar por lotes, es limitadísimo. Y cada año me devano la sesera para encontrar lecturas que sean algo interesantes dentro de ese listado. Por lo que ni canon, ni canan, que diría mi madre. Elijo dentro de las opciones que tengo. Y ahí está el reto, ahí está el síndrome, porque siento que los soborno con merienda y tallercitos. Pero entonces, cuando la no lectora, me dice que "ese sí me lo he leído, Rosa", ahí viene el Boom (no el hispanoamericano, chascarrillo siguiendo el hilo de los cánones de señores blancos y heterosexuales) A mí me interesa eso. Que las criaturas se diviertan, que entiendan aquello de que en el verbo leer no puede existir el imperativo, que leemos porque queremos y nos lo pasamos bien haciéndolo. Y cada preparación de reunión, lucho contra mi prejuicio, claro que sí, que está bien hacerles un tallercito si con eso van a entender mejor, o van a repetir año, porque no sé, ¿quién dijo que eso no es leer? ¿quién dice qué es mejor que estemos todas serias leyendo en silencio con la cabecita gacha? Y si leen 10 páginas de ese libro y no me gusta y no me lo quiero leer, ¿tengo que leerlo o puedo darte mis argumentos en contra de esa lectura? ¿qué es mejor? Pero como mediadora esto es lo que me asalta cada vez que tengo que elegir... ¿cómo voy yo a escoger las lecturas que me encantaría que leyeran las criaturas si no tengo acceso a ellas? Con los más mayores les doy las opciones y eligen ellos, me parece interesantísimo hacer esto, pero con lo más peques todavía elijo yo...
En fin, que desvarío y llego tarde a un concierto del Sobral. Espero no haberme ido demasiado por los cerros de Úbeda. Saludos a todas, y buen fin de semana. Espero que ninguna haya sufrido daños por la terrible Dana que ha caído esta semana. Seguimos.
Rosa Z.
¡Hola a todas!
Una vez más, llego tarde a este foro, y siento que no alcanzo con todo, pero voy a hacerte caso, Freddy, y a estar incómoda un ratito para pensar en esto que nos propones. Partiendo del hecho de que este canon literario lo escribió un señor hace unos 30 años (¿un poquito sesgado, quizá?), no creo que la idea que nos propone Joaquín Rodríguez sea mero postureo (opinión a la ligera, tendría que leerlo): "si siempre somos las mismas personas las que estamos conversando alrededor de la mediación lectora, manifestando las mismas preocupaciones alrededor de la lectura, pues quizás el problema seamos nosotros y no el resto de "no lectores"" Me interesa particularmente esta idea, porque a demasiadas personas, siempre las mismas casualmente, se les llena la boca cuando hablan de mediación, o de cifras de lectores y no lectores, o de qué tenemos que hacer para que la juventud sea más lectora, ect., ect. Esta manera de "ejercer", no está dejando espacio a lo nuevo, a las voces que realmente tenemos que escuchar. Y yo siempre he sido ese tipo de persona que escucha más y habla menos.... No podemos sentar cátedra, o yo no siento al menos tener la potestad para hacerlo, si estamos siempre en lo alto de nuestra torre. Será necesario escuchar a los no lectores, ¿no? (Esto aplica a todos los ámbitos de la vida en general, que estamos hartas de escuchar a señoros hablando de cosas que afectan a las señoras, por ejemplo).
Obviamente esa escucha, viene determinada también por el contexto. De nada me sirve teorizar si no puedo llevarlo a la práctica, o eso creo yo. En mi caso, trabajo en biblioteca pública desde hace 8 años, y desde hace 5 comparto ratitos de lectura y actividades con grupos de criaturas de varias edades. Lo llamamos club de lectura, sí, pero curiosamente (o no tanto), hay lectores y no lectores. Y los escucho a todos y a todas. Y quizá por eso, raro es que no repitan año. Si hemos sobrevivido a una pandemia, podemos con todo (mis Fantásticos aprendices de la lectura) y, aunque funciona y cada año abrimos más grupos (empecé con uno y ahora ya vamos por cuatro), no dejo de sentir el síndrome de la impostora en cada una de las reuniones.
Mi principal límite siempre ha sido la elección de libros. Pero porque nuestro sistema de elección, al funcionar por lotes, es limitadísimo. Y cada año me devano la sesera para encontrar lecturas que sean algo interesantes dentro de ese listado. Por lo que ni canon, ni canan, que diría mi madre. Elijo dentro de las opciones que tengo. Y ahí está el reto, ahí está el síndrome, porque siento que los soborno con merienda y tallercitos. Pero entonces, cuando la no lectora, me dice que "ese sí me lo he leído, Rosa", ahí viene el Boom (no el hispanoamericano, chascarrillo siguiendo el hilo de los cánones de señores blancos y heterosexuales) A mí me interesa eso. Que las criaturas se diviertan, que entiendan aquello de que en el verbo leer no puede existir el imperativo, que leemos porque queremos y nos lo pasamos bien haciéndolo. Y cada preparación de reunión, lucho contra mi prejuicio, claro que sí, que está bien hacerles un tallercito si con eso van a entender mejor, o van a repetir año, porque no sé, ¿quién dijo que eso no es leer? ¿quién dice qué es mejor que estemos todas serias leyendo en silencio con la cabecita gacha? Y si leen 10 páginas de ese libro y no me gusta y no me lo quiero leer, ¿tengo que leerlo o puedo darte mis argumentos en contra de esa lectura? ¿qué es mejor? Pero como mediadora esto es lo que me asalta cada vez que tengo que elegir... ¿cómo voy yo a escoger las lecturas que me encantaría que leyeran las criaturas si no tengo acceso a ellas? Con los más mayores les doy las opciones y eligen ellos, me parece interesantísimo hacer esto, pero con lo más peques todavía elijo yo...
En fin, que desvarío y llego tarde a un concierto del Sobral. Espero no haberme ido demasiado por los cerros de Úbeda. Saludos a todas, y buen fin de semana. Espero que ninguna haya sufrido daños por la terrible Dana que ha caído esta semana. Seguimos.
Rosa Z.
Cita de Violeta Caballol en 2 de noviembre de 2024, 11:17Buenos días.
También me ha pasado como algunos de vosotros que se me acaba de borrar la respuesta. Holaaaa frustración.
Voy a reescribir lo que pueda. Empezaba dándote las gracias, Freddy, por la clase. La he mirado en diferido y ha sido muy interesante conocer los datos y ejemplos que acompañan los prejuicios que oímos y decimos pero no siempre estamos seguros qué los sustenta. Aún así, es grave ver que realmente son datos insuficientes, y esto sigue dando esa sensación de que hacemos y planeamos un poco a ciegas.
Respeto a la primera pregunta que nos hacías, me nace esto: I si cuestionamos esas ganas que tenemos los mediadores de que todo el mundo esté interesado en la lectura? Nos sorprendemos de que siempre seamos los mismos hablando de lectura, pero no nos sorprendemos de que sean los mismos los que hablan de tenis, ópera o ajedrez. Claro que hay una distancia entre esos tres ejemplos y la lectura, la lectura atiende a todo aquel quien viva a una sociedad alfabetizada porque como ya hemos dicho mucho por aquí, leemos todo. Y es lógico que esto nos lleve a una necesidad de educar esta lectura, y en consecuencia a hacerlo des de todas sus vertientes con especial énfasis en la literaria por las potenciales posibilidades que nos ofrece. Sí a todo esto, hay mucho escrito y mucha experiencia que lo valida de sobras. Pero a la vez, cuando hablamos de esa lectura literaria, no deja de formar parte de una actividad que hacemos en tiempo de ocio (ese tiempo libre del que no vamos precisamente sobrados, tristemente), y por lo tanto, me pregunto siguiendo esta invitación tuya de incomodarnos, por que nos ofuscamos tanto en que sea escogida por todos? por nuestros estudiantes, por el público que sea al que nos dirigimos, o por la sociedad en general cuando hablamos así, en general (como parece que se refiere Joaquín Rodríguez). I si aceptamos que no todo el mundo la va a escoger, y está bien así? A lo mejor esa importancia, necesidad que le ponemos nos juega en contra en cuanto a ponerle demasiado peso encima, y aleja mas que acercar aquellos que a lo mejor un día, de casualidad (o no) van a probar un libro. Como yo puedo un día seguir un partido de tenis sin implicar que me convierta en espectadora fiel. Me pregunto qué justifica que queramos hacer lectores a los no lectores, tomando aquí en cuenta el sesgo de esta propia definición.
Buenos días.
También me ha pasado como algunos de vosotros que se me acaba de borrar la respuesta. Holaaaa frustración.
Voy a reescribir lo que pueda. Empezaba dándote las gracias, Freddy, por la clase. La he mirado en diferido y ha sido muy interesante conocer los datos y ejemplos que acompañan los prejuicios que oímos y decimos pero no siempre estamos seguros qué los sustenta. Aún así, es grave ver que realmente son datos insuficientes, y esto sigue dando esa sensación de que hacemos y planeamos un poco a ciegas.
Respeto a la primera pregunta que nos hacías, me nace esto: I si cuestionamos esas ganas que tenemos los mediadores de que todo el mundo esté interesado en la lectura? Nos sorprendemos de que siempre seamos los mismos hablando de lectura, pero no nos sorprendemos de que sean los mismos los que hablan de tenis, ópera o ajedrez. Claro que hay una distancia entre esos tres ejemplos y la lectura, la lectura atiende a todo aquel quien viva a una sociedad alfabetizada porque como ya hemos dicho mucho por aquí, leemos todo. Y es lógico que esto nos lleve a una necesidad de educar esta lectura, y en consecuencia a hacerlo des de todas sus vertientes con especial énfasis en la literaria por las potenciales posibilidades que nos ofrece. Sí a todo esto, hay mucho escrito y mucha experiencia que lo valida de sobras. Pero a la vez, cuando hablamos de esa lectura literaria, no deja de formar parte de una actividad que hacemos en tiempo de ocio (ese tiempo libre del que no vamos precisamente sobrados, tristemente), y por lo tanto, me pregunto siguiendo esta invitación tuya de incomodarnos, por que nos ofuscamos tanto en que sea escogida por todos? por nuestros estudiantes, por el público que sea al que nos dirigimos, o por la sociedad en general cuando hablamos así, en general (como parece que se refiere Joaquín Rodríguez). I si aceptamos que no todo el mundo la va a escoger, y está bien así? A lo mejor esa importancia, necesidad que le ponemos nos juega en contra en cuanto a ponerle demasiado peso encima, y aleja mas que acercar aquellos que a lo mejor un día, de casualidad (o no) van a probar un libro. Como yo puedo un día seguir un partido de tenis sin implicar que me convierta en espectadora fiel. Me pregunto qué justifica que queramos hacer lectores a los no lectores, tomando aquí en cuenta el sesgo de esta propia definición.
Cita de Pato Pereyra en 2 de noviembre de 2024, 15:47Cita de Begoña Camblor Pandiella en 28 de octubre de 2024, 13:33En este caso, jóvenes en torno a los 20 años que estudian para ser maestros y que tienen poco bagaje lector, y rechazan la lectura en un porcentaje muy grande. Les hicimos un pequeño cuestionario al inicio de este curso y los resultados fueron bastante desalentadores. Este es mi contexto y creo que uno de los conflictos es que estoy tomando precisamente a ese público como un obstáculo en sí mismo, no sé si llego a explicarme bien. Y, efectivamente, como lanzas en tus preguntas, pienso que hay mucho de prejuicio ahí, de haber estado siempre en un contexto familiar, de amistad y laboral muy proclive a la lectura por placer. Sigue incomodándome la figura del "no lector", porque me hace cuestionar muchísimo de lo que sé y sobre todo de lo que vivo con la lectura.
Hola Begoña, te respondo desde mi experiencia Soy docente de biología en la UBA, y también mediadora de lectura. Una de las cosas con las que me encuentro en mi labor diaria, es que efectivamente los estudiantes de primer año de la Universidad (de 18-19-20 años) son poco lectores. Además yo doy clases de biología ¿deberían interesarles la literatura? Puede que no. De hecho estoy segura que muchxs no leen. Entonces les leo. Por ejemplo uno de los cuatrimestres decidí que los viernes leeríamos poesía y cada viernes les llevaba un libro y les compartía un poema de una nueva autora o autor. Significa que se transformaron en lectores de poesía. No. Pero al menos si puedo dar testimonio que varixs me dijeron que buscaron el autor o autora. QUe anotaron el título. Que lo disfrutaron. Leí también literatura científica. Textos cortos. Puede que les gustaran pero puede que no...Quizás no son lectorxs digo, porque no han tenido la oportunidad de encontrar la lectura Mi discusión ha sido con algunxs que ya son grandes, que ya es tarde. No lo creo, nunca es tarde para mí. Porque aunque no se transformen de la noche a la mañana, hay una posibilidad de abrir una puerta a la que ni siquiera pensaban asomarse.
Por otro lado, y con respecto al canon y a la idea de lectura, siempre me he movido más, por elección personal, "en las afueras del canon", porque mucho de lo que he hecho laboralmente hablando ha girado en torno a mujeres escritoras, generaciones copadas por hombres, cuestionamientos al canon escolar y literario en general... Sí pienso que es en este marco donde mejor cabe la idea de que no todos leemos, ni tenemos por qué leer lo mismo. Y me surge que si entendemos eso tan manido del "clásico literario" como una obra que funciona a lo largo de la historia, que nos mueve independientemente del momento, no sé si hay mucho de real en el canon tal como lo conocemos. Vuelvo a mis alumnos y a su papel en esto: ¿sin interés, tiempo, ni capacidad para leer más, es tan obvio que esos grandes nombres les van a tocar mágicamente? ¿Hay alguna manera de trazarles una escalera que les ayude a llegar ahí? O más bien... ¿quiero que lleguen ahí? ¿Necesitan que les aturda con mi rollo sobre los beneficios románticos de la lectura, o tengo que enfocarlo de otra manera?
No sabría decirte nada acerca del canon. Quizás si , quizás no. Depende. Pero con respecto a los beneficios de....a mi me gusta más probar de leer primero y hablar después....Veamos, disfruto esto y por eso lo comparto. Compartimos. Probamos. Leemos. Después decidirán si les gusta o no. Claro que en tu caso si son profesores y profesoras a futuro, deberán en algún momento hacerse la pregunta ¿por qué leer?
Saludos Pato
Cita de Begoña Camblor Pandiella en 28 de octubre de 2024, 13:33En este caso, jóvenes en torno a los 20 años que estudian para ser maestros y que tienen poco bagaje lector, y rechazan la lectura en un porcentaje muy grande. Les hicimos un pequeño cuestionario al inicio de este curso y los resultados fueron bastante desalentadores. Este es mi contexto y creo que uno de los conflictos es que estoy tomando precisamente a ese público como un obstáculo en sí mismo, no sé si llego a explicarme bien. Y, efectivamente, como lanzas en tus preguntas, pienso que hay mucho de prejuicio ahí, de haber estado siempre en un contexto familiar, de amistad y laboral muy proclive a la lectura por placer. Sigue incomodándome la figura del "no lector", porque me hace cuestionar muchísimo de lo que sé y sobre todo de lo que vivo con la lectura.
Hola Begoña, te respondo desde mi experiencia Soy docente de biología en la UBA, y también mediadora de lectura. Una de las cosas con las que me encuentro en mi labor diaria, es que efectivamente los estudiantes de primer año de la Universidad (de 18-19-20 años) son poco lectores. Además yo doy clases de biología ¿deberían interesarles la literatura? Puede que no. De hecho estoy segura que muchxs no leen. Entonces les leo. Por ejemplo uno de los cuatrimestres decidí que los viernes leeríamos poesía y cada viernes les llevaba un libro y les compartía un poema de una nueva autora o autor. Significa que se transformaron en lectores de poesía. No. Pero al menos si puedo dar testimonio que varixs me dijeron que buscaron el autor o autora. QUe anotaron el título. Que lo disfrutaron. Leí también literatura científica. Textos cortos. Puede que les gustaran pero puede que no...Quizás no son lectorxs digo, porque no han tenido la oportunidad de encontrar la lectura Mi discusión ha sido con algunxs que ya son grandes, que ya es tarde. No lo creo, nunca es tarde para mí. Porque aunque no se transformen de la noche a la mañana, hay una posibilidad de abrir una puerta a la que ni siquiera pensaban asomarse.
Por otro lado, y con respecto al canon y a la idea de lectura, siempre me he movido más, por elección personal, "en las afueras del canon", porque mucho de lo que he hecho laboralmente hablando ha girado en torno a mujeres escritoras, generaciones copadas por hombres, cuestionamientos al canon escolar y literario en general... Sí pienso que es en este marco donde mejor cabe la idea de que no todos leemos, ni tenemos por qué leer lo mismo. Y me surge que si entendemos eso tan manido del "clásico literario" como una obra que funciona a lo largo de la historia, que nos mueve independientemente del momento, no sé si hay mucho de real en el canon tal como lo conocemos. Vuelvo a mis alumnos y a su papel en esto: ¿sin interés, tiempo, ni capacidad para leer más, es tan obvio que esos grandes nombres les van a tocar mágicamente? ¿Hay alguna manera de trazarles una escalera que les ayude a llegar ahí? O más bien... ¿quiero que lleguen ahí? ¿Necesitan que les aturda con mi rollo sobre los beneficios románticos de la lectura, o tengo que enfocarlo de otra manera?
No sabría decirte nada acerca del canon. Quizás si , quizás no. Depende. Pero con respecto a los beneficios de....a mi me gusta más probar de leer primero y hablar después....Veamos, disfruto esto y por eso lo comparto. Compartimos. Probamos. Leemos. Después decidirán si les gusta o no. Claro que en tu caso si son profesores y profesoras a futuro, deberán en algún momento hacerse la pregunta ¿por qué leer?
Saludos Pato
Cita de Pato Pereyra en 2 de noviembre de 2024, 16:40Hola, Contesté el anterior antes de terminar de leer las intervenciones de todas. Y también de leer la respuesta de Freddy.
Ahora sí, releyendo , veo que quizás mi postura es un tanto distinta. Mi contexto ha sido siempre el contexto desfavorable. Eso es lo que yo elijo. Leer en las plazas, con niñas y niños que vienen a los juegos, leer en la Universidad en la clase de biología, leer en la escuela en dónde soy profe de Biología (leer libros álbum, poesía, cosas que ni siquiera las profes de lengua leen con mis estudiantes), leer en un barrio con niñas y niños, adolescentes y adultos que viven en condiciones de pobreza y violencia continua. Leer con los que "no leen". No sé. Quizás yo me paro desde otro lado, desde "mira vengo con un libro, algo que a mi me ha resultado maravilloso, algo que realmente disfruto y quiero compartirlo contigo, porque me interesas y me importas". No pregunto. ¿Te gusta leer? Simplemente leemos. ¿Será eso?. No sé. También es cierto que no es fácil a la primera. También es cierto que no lo tengo como obligación. O a lo mejor es que a mí me resultan especialmente significativos los momentos compartidos, sin que necesariamente tengamos que convertirnos en los lectores (o no necesariamente lectores de academia).
En el barrio donde llevamos adelante el proyecto "Libros en el barrio", las infancias tenían 7 u 8 años y no sabían leer después de la pandemia. Los de 3 o 4 años apenas hablaban. Llegamos con libros. Y eran un regalo. Claro, eso no garantizaba que leyeran. Entonces se me ocurrió compartirles poemas. Susurrarlos. Cantarlos con ellas y ellos. Fue magia. Ahora después de 3 años no sé si todas y todos serán lectores, pero conocen la experiencia. Reconocen los libros como un objeto de disfrute. La poesía como algo que eligen.
Me pasó también en la escuela , cuando hago un taller de libros álbum, los rebeldes y los menos lectores son los que más se conmueven.
Este año nuestro proyecto en la Biblioteca Popular dónde trabajo de voluntaria fue en pos de los jóvenes (cómo ustedes dicen en las biblioteca yo creo que esa es la franja desatendida). Presentamos un proyecto de formación de mediadores de lectura. Un poco ambicioso quizás. Pero otra vez fui con la confianza puesta en el proyecto. Reunimos unos 20 jóvenes de 14 a 21 años. Algunos eran fan del comic, otros del manga, algunos eran grandes lectores, otros eran lectores de ocasión. La idea era encontrarnos una vez al mes y prepararnos para compartir con otros y otras. La verdad es que lo superamos con creces. En el colegio donde trabajo una de las chicas que participaba del proyecto armó una sala de lectura para compartir con toda la escuela en la Feria de Ciencias (un día dedicado a leer, con un concurso de poesía y fanzines), y sumó a varios jóvenes que no sé si eran grandes lectores (según lo que definimos como tal) pero que se entusiasmaron tanto que ahora estamos preparándonos para otra intervención en la próxima feria de Arte. Es más nos estamos encontrando una vez a la semana para leer y prepararnos para armar la próxima actividad.
Quizás sea que para mí la lectura es una oportunidad. Me gusta ofrecer variedad, no imponer, no exigir, darle al otro/otra la posibilidad de ejercer la lectura, tal y como le venga en gana. Y si, después quizás ofrecer más. Ir escalando como dicen por ahí.
Lo que sí. Cuando escojo dónde llevar un libro lo hago en contextos en dónde sé que el libro es algo tan ajeno, tan lejano, tan suntuoso, porque pienso que es ahí dónde faltan lecturas, más aún, dónde faltan palabras. Entonces, quizás también lo pienso desde otro lado. No me interesa a veces que se conviertan en lectores, me interesa que tengan la posibilidad de ser tocados por la belleza, por la palabra, abrirles un espacio poético en dónde se asomen, para que sepan que hay más en este mundo en dónde podemos refugiarnos.
Si, ya sé lo hice muy largo y no respondí nada....
Pido perdón.
Un abrazo
Pato
Hola, Contesté el anterior antes de terminar de leer las intervenciones de todas. Y también de leer la respuesta de Freddy.
Ahora sí, releyendo , veo que quizás mi postura es un tanto distinta. Mi contexto ha sido siempre el contexto desfavorable. Eso es lo que yo elijo. Leer en las plazas, con niñas y niños que vienen a los juegos, leer en la Universidad en la clase de biología, leer en la escuela en dónde soy profe de Biología (leer libros álbum, poesía, cosas que ni siquiera las profes de lengua leen con mis estudiantes), leer en un barrio con niñas y niños, adolescentes y adultos que viven en condiciones de pobreza y violencia continua. Leer con los que "no leen". No sé. Quizás yo me paro desde otro lado, desde "mira vengo con un libro, algo que a mi me ha resultado maravilloso, algo que realmente disfruto y quiero compartirlo contigo, porque me interesas y me importas". No pregunto. ¿Te gusta leer? Simplemente leemos. ¿Será eso?. No sé. También es cierto que no es fácil a la primera. También es cierto que no lo tengo como obligación. O a lo mejor es que a mí me resultan especialmente significativos los momentos compartidos, sin que necesariamente tengamos que convertirnos en los lectores (o no necesariamente lectores de academia).
En el barrio donde llevamos adelante el proyecto "Libros en el barrio", las infancias tenían 7 u 8 años y no sabían leer después de la pandemia. Los de 3 o 4 años apenas hablaban. Llegamos con libros. Y eran un regalo. Claro, eso no garantizaba que leyeran. Entonces se me ocurrió compartirles poemas. Susurrarlos. Cantarlos con ellas y ellos. Fue magia. Ahora después de 3 años no sé si todas y todos serán lectores, pero conocen la experiencia. Reconocen los libros como un objeto de disfrute. La poesía como algo que eligen.
Me pasó también en la escuela , cuando hago un taller de libros álbum, los rebeldes y los menos lectores son los que más se conmueven.
Este año nuestro proyecto en la Biblioteca Popular dónde trabajo de voluntaria fue en pos de los jóvenes (cómo ustedes dicen en las biblioteca yo creo que esa es la franja desatendida). Presentamos un proyecto de formación de mediadores de lectura. Un poco ambicioso quizás. Pero otra vez fui con la confianza puesta en el proyecto. Reunimos unos 20 jóvenes de 14 a 21 años. Algunos eran fan del comic, otros del manga, algunos eran grandes lectores, otros eran lectores de ocasión. La idea era encontrarnos una vez al mes y prepararnos para compartir con otros y otras. La verdad es que lo superamos con creces. En el colegio donde trabajo una de las chicas que participaba del proyecto armó una sala de lectura para compartir con toda la escuela en la Feria de Ciencias (un día dedicado a leer, con un concurso de poesía y fanzines), y sumó a varios jóvenes que no sé si eran grandes lectores (según lo que definimos como tal) pero que se entusiasmaron tanto que ahora estamos preparándonos para otra intervención en la próxima feria de Arte. Es más nos estamos encontrando una vez a la semana para leer y prepararnos para armar la próxima actividad.
Quizás sea que para mí la lectura es una oportunidad. Me gusta ofrecer variedad, no imponer, no exigir, darle al otro/otra la posibilidad de ejercer la lectura, tal y como le venga en gana. Y si, después quizás ofrecer más. Ir escalando como dicen por ahí.
Lo que sí. Cuando escojo dónde llevar un libro lo hago en contextos en dónde sé que el libro es algo tan ajeno, tan lejano, tan suntuoso, porque pienso que es ahí dónde faltan lecturas, más aún, dónde faltan palabras. Entonces, quizás también lo pienso desde otro lado. No me interesa a veces que se conviertan en lectores, me interesa que tengan la posibilidad de ser tocados por la belleza, por la palabra, abrirles un espacio poético en dónde se asomen, para que sepan que hay más en este mundo en dónde podemos refugiarnos.
Si, ya sé lo hice muy largo y no respondí nada....
Pido perdón.
Un abrazo
Pato
Cita de Freddy Gonçalves en 3 de noviembre de 2024, 09:33Querida Teresa:
Planteas una muy buena propuesta en la que solemos insistir. Es muy difícil invitar a la lectura desde el desconocimiento (y la obligatoriedad). Las dinámicas escolares (y también las familiares), deberían pasar por un ejercicio de conciencia propia. A veces pensamos que más es mejor, y simplemente con unas pocas horas al mes, en las que puedan reunirse para hablar, reconocer libros, imaginar de posibilidades la biblioteca, ayuda no solo a configurar la idea de lectura compartida sino también la realidad en cuanto a recursos propios. Comprender por qué es difícil asistir a un público específico, que ademas habita en una época voraz de producción editorial (y ese es otro ejercicio de reflexión propia que deberían hacer las editoriales). Fíjate que hay una experiencia en Cartagena (Murcia, aunque los cartageneros digan que no son murcianos), que se llama Mandarache. Esta propuesta nace de la Concejalía de Juventud, y se encarga de crear uno de los Premios más grandes de selección hecho por un jurado joven. Estos libros preseleccionados, vamos a llamarlos: los nominados, se trabajan en el aula y suelen ser libros de publicación reciente. Lo interesante es que esta selección la hace el grupo promotor, que es una asamblea de personas relacionadas con el mundo del libro y la educación, el Grupo Promotor es el órgano de toma de decisiones del Proyecto Mandarache. Con más de cuarenta miembros que participan de forma voluntaria, el Grupo Promotor convoca anualmente un mínimo de diez reuniones con el fin de definir los perfiles de la campaña y actuando además como comité de selección de los libros finalistas del Premio Mandarache y del Premio Hache en cada edición. Este grupo de personas está compuesto, mayoritariamente, por profesorado de secundaria de distintas disciplinas e institutos, personal luego también reúne a personal de las bibliotecas municipales, bibliotecas escolares, bibliotecas universitarias, profesionales de las librerías y de la animación a la lectura, personal técnico de Juventud y padres y madres de estudiantes. Son personas que colaboran de forma voluntaria representando a las entidades a las que pertenecen y desempeñan un papel protagonista en la dirección del proyecto. Y generan un diálogo anual alrededor de los libros a nivel social. Este proyecto celebra veinte años, y hay muchos apoyos externos que colaboran a que fluya de forma tan dinámica, pero como germen inicial de proyectos de esta envergadura, vale la pena echarle un ojo.
Un abrazo,
Freddy G.-
Querida Teresa:
Planteas una muy buena propuesta en la que solemos insistir. Es muy difícil invitar a la lectura desde el desconocimiento (y la obligatoriedad). Las dinámicas escolares (y también las familiares), deberían pasar por un ejercicio de conciencia propia. A veces pensamos que más es mejor, y simplemente con unas pocas horas al mes, en las que puedan reunirse para hablar, reconocer libros, imaginar de posibilidades la biblioteca, ayuda no solo a configurar la idea de lectura compartida sino también la realidad en cuanto a recursos propios. Comprender por qué es difícil asistir a un público específico, que ademas habita en una época voraz de producción editorial (y ese es otro ejercicio de reflexión propia que deberían hacer las editoriales). Fíjate que hay una experiencia en Cartagena (Murcia, aunque los cartageneros digan que no son murcianos), que se llama Mandarache. Esta propuesta nace de la Concejalía de Juventud, y se encarga de crear uno de los Premios más grandes de selección hecho por un jurado joven. Estos libros preseleccionados, vamos a llamarlos: los nominados, se trabajan en el aula y suelen ser libros de publicación reciente. Lo interesante es que esta selección la hace el grupo promotor, que es una asamblea de personas relacionadas con el mundo del libro y la educación, el Grupo Promotor es el órgano de toma de decisiones del Proyecto Mandarache. Con más de cuarenta miembros que participan de forma voluntaria, el Grupo Promotor convoca anualmente un mínimo de diez reuniones con el fin de definir los perfiles de la campaña y actuando además como comité de selección de los libros finalistas del Premio Mandarache y del Premio Hache en cada edición. Este grupo de personas está compuesto, mayoritariamente, por profesorado de secundaria de distintas disciplinas e institutos, personal luego también reúne a personal de las bibliotecas municipales, bibliotecas escolares, bibliotecas universitarias, profesionales de las librerías y de la animación a la lectura, personal técnico de Juventud y padres y madres de estudiantes. Son personas que colaboran de forma voluntaria representando a las entidades a las que pertenecen y desempeñan un papel protagonista en la dirección del proyecto. Y generan un diálogo anual alrededor de los libros a nivel social. Este proyecto celebra veinte años, y hay muchos apoyos externos que colaboran a que fluya de forma tan dinámica, pero como germen inicial de proyectos de esta envergadura, vale la pena echarle un ojo.
Un abrazo,
Freddy G.-
Cita de Eva Tataret en 3 de noviembre de 2024, 13:33Bueno, pues a mi también se me borró la respuesta.
Trabajo en una biblioteca escolar de un instituto público de secundaria. La biblioteca es espaciosa, luminosa y dispone de un catálogo que necesita renovación pero que es bastante abundante. La biblioteca se reinauguró en enero del 2024 ya que el centro cumplirá 40 años pero los últimos 15 años la biblioteca ha sido un almacén o lugar de castigados. Hemos elaborado con dos docentes muy motivados un proyecto de biblioteca pero en los centros públicos todo va un poco lento. Los alumnos no disponen de un tiempo diario de lectura. Hemos propuesto en alguna asignatura lectura y conversación (sin examen).
Creo que los alumnos cuando acaban la enseñanza obligatoria han de conocer ciertas obras pero el problema es como las leen y que se hace con esta lectura. Muchos lectores de primaria se desencantan con la lectura cuando llegan a Secundaria, justamente por este tema. Estas lecturas necesitan ser acompañadas y creo que en muchas ocasiones no lo son.
Acompañar a los lectores creo que es fundamental. Acompañar a los que son lectores. Acompañar a los poco lectores y ofrecerles alternativas. Acompañar a los no lectores, escuchando porqué no leen. Acompañar sin juzgar (como no docente me resulta más fácil porque no pongo notas). Es necesario escucharles y para ello han de dispones de espacios seguros donde puedan expresarse y la biblioteca puede ser este espacio. Y los que trabajamos con jóvenes sabemos como puede ser de interesante escucharles. A mi me encanta trabajar con ellos.
Y creo que como mediadora intento ofrecerles una mirada más amplia de la lectura (esto lo he aprendido de Freddy, he he). En que momentos puedo hacer esto...pues depende (dependo) un poco de los horarios del centro, pero ahí estamos.
No se si me he liado, pero hoy es un dia complicado, así que he hecho lo que he podido.
Saludos,
Eva Tataret
Bueno, pues a mi también se me borró la respuesta.
Trabajo en una biblioteca escolar de un instituto público de secundaria. La biblioteca es espaciosa, luminosa y dispone de un catálogo que necesita renovación pero que es bastante abundante. La biblioteca se reinauguró en enero del 2024 ya que el centro cumplirá 40 años pero los últimos 15 años la biblioteca ha sido un almacén o lugar de castigados. Hemos elaborado con dos docentes muy motivados un proyecto de biblioteca pero en los centros públicos todo va un poco lento. Los alumnos no disponen de un tiempo diario de lectura. Hemos propuesto en alguna asignatura lectura y conversación (sin examen).
Creo que los alumnos cuando acaban la enseñanza obligatoria han de conocer ciertas obras pero el problema es como las leen y que se hace con esta lectura. Muchos lectores de primaria se desencantan con la lectura cuando llegan a Secundaria, justamente por este tema. Estas lecturas necesitan ser acompañadas y creo que en muchas ocasiones no lo son.
Acompañar a los lectores creo que es fundamental. Acompañar a los que son lectores. Acompañar a los poco lectores y ofrecerles alternativas. Acompañar a los no lectores, escuchando porqué no leen. Acompañar sin juzgar (como no docente me resulta más fácil porque no pongo notas). Es necesario escucharles y para ello han de dispones de espacios seguros donde puedan expresarse y la biblioteca puede ser este espacio. Y los que trabajamos con jóvenes sabemos como puede ser de interesante escucharles. A mi me encanta trabajar con ellos.
Y creo que como mediadora intento ofrecerles una mirada más amplia de la lectura (esto lo he aprendido de Freddy, he he). En que momentos puedo hacer esto...pues depende (dependo) un poco de los horarios del centro, pero ahí estamos.
No se si me he liado, pero hoy es un dia complicado, así que he hecho lo que he podido.
Saludos,
Eva Tataret
Cita de Pato Pereyra en 3 de noviembre de 2024, 20:41Estoy escuchando de a poco el video grabado. Me suele costar escuchar en diferido por eso prefiero escuchar en vivo, pero se me ha superpuesto con el trabajo
Sigo contestando las preguntas de Freddy
¿Cuál es tu contexto como mediador?, ¿Con qué herramientas cuentas?, ¿cuáles son tus límites a la hora de ejecutar algún proyecto?
Pensando en esto creo que las herramientas son siempre el potencial humano más que los apoyos del estado o de las fundaciones.
El límite no ha sido nunca el económico. Ni siquiera el no tener libros, o no tener dinero para comprar insumos. Siempre he conseguido libros para mediar en contextos diferentes. En Libros en el Barrio llevábamos en cada recorrida 300 libros y siempre nos llegaban donaciones. Pero es difícil si no conseguimos el compromiso humano que requiere un trabajo en continuo. El apoyo desde adentro de las instituciones que ya están trabajando para organizar un trabajo colaborativo. Peor que eso, me he encontrado en situaciones en que las personas e instituciones , no solo no nos dan su apoyo sino que interfieren.
Por ejemplo, el trabajo en bibliotecas en dónde las bibliotecarias no quieren dejar ingresar a los niños, no nos prestan los libros porque pueden "perderse" o en la institución educativa dónde trabajo que la rectora no apoye un proyecto de lectura simplemente porque no lo considera necesario, o porque deben ocuparse de ellos los profesores que son del área (soy profesora de biología, por lo que trabajar en la lectura literaria no me correspondería, utilizar la sala de lectura no es parte de lo mío).
Por otro lado, a veces los límites son los que nos imponemos nosotras mismas. Durante mucho tiempo mis dudas han limitado mi propia participación en nuevos proyectos de lectura. Me cuestionaba si me animaría a armar un club de lectura porque no tengo la formación, porque hay otros que lo hacen. Me preocupaba iniciar un proyecto con jóvenes porque todos decían que esto no era posible, que no se interesarían... Y también tengo mis propias limitaciones como mediadora, debido a mi mirada adultocéntrica, me doy cuenta en algunos momentos. Hay lecturas que no conozco, a las que no me animo...
Cuando comenzamos el trabajo con jóvenes a la biblioteca, creo que una de las cosas que ayudó a que se sintieran incluidos fue cuando hablamos de que leer no es solo leer en papel, o leer un libro. Cuando ampliamos la lectura a distintos formatos, a distintas posibilidades.
Igual seguimos en ese aprendizaje.
Otro saludo
Pato
(me está resultando muy interesante tu charla Freddy solo que voy poco a poco)
Estoy escuchando de a poco el video grabado. Me suele costar escuchar en diferido por eso prefiero escuchar en vivo, pero se me ha superpuesto con el trabajo
Sigo contestando las preguntas de Freddy
¿Cuál es tu contexto como mediador?, ¿Con qué herramientas cuentas?, ¿cuáles son tus límites a la hora de ejecutar algún proyecto?
Pensando en esto creo que las herramientas son siempre el potencial humano más que los apoyos del estado o de las fundaciones.
El límite no ha sido nunca el económico. Ni siquiera el no tener libros, o no tener dinero para comprar insumos. Siempre he conseguido libros para mediar en contextos diferentes. En Libros en el Barrio llevábamos en cada recorrida 300 libros y siempre nos llegaban donaciones. Pero es difícil si no conseguimos el compromiso humano que requiere un trabajo en continuo. El apoyo desde adentro de las instituciones que ya están trabajando para organizar un trabajo colaborativo. Peor que eso, me he encontrado en situaciones en que las personas e instituciones , no solo no nos dan su apoyo sino que interfieren.
Por ejemplo, el trabajo en bibliotecas en dónde las bibliotecarias no quieren dejar ingresar a los niños, no nos prestan los libros porque pueden "perderse" o en la institución educativa dónde trabajo que la rectora no apoye un proyecto de lectura simplemente porque no lo considera necesario, o porque deben ocuparse de ellos los profesores que son del área (soy profesora de biología, por lo que trabajar en la lectura literaria no me correspondería, utilizar la sala de lectura no es parte de lo mío).
Por otro lado, a veces los límites son los que nos imponemos nosotras mismas. Durante mucho tiempo mis dudas han limitado mi propia participación en nuevos proyectos de lectura. Me cuestionaba si me animaría a armar un club de lectura porque no tengo la formación, porque hay otros que lo hacen. Me preocupaba iniciar un proyecto con jóvenes porque todos decían que esto no era posible, que no se interesarían... Y también tengo mis propias limitaciones como mediadora, debido a mi mirada adultocéntrica, me doy cuenta en algunos momentos. Hay lecturas que no conozco, a las que no me animo...
Cuando comenzamos el trabajo con jóvenes a la biblioteca, creo que una de las cosas que ayudó a que se sintieran incluidos fue cuando hablamos de que leer no es solo leer en papel, o leer un libro. Cuando ampliamos la lectura a distintos formatos, a distintas posibilidades.
Igual seguimos en ese aprendizaje.
Otro saludo
Pato
(me está resultando muy interesante tu charla Freddy solo que voy poco a poco)